Los conflictos que se desencadenan a través del mundo por la tierra, el agua y los recursos naturales son cada vez más frecuentes. También son conflictos cada vez más graves que conciernen :
el acceso a los recursos y
el reconocimiento y la gestión de los derechos de los diferentes actores ; tanto individuales y colectivos, como privados y públicos.
La parte de bien común que se encuentra en la tierra, los suelos, los bosques, el agua y los recursos marítimos no es suficientemente reconocida.
Se encuentra también cada vez menos administrada por falta de políticas adecuadas a nivel local, nacional o supranacional. La privatización de los recursos es presentada a menudo como la única alternativa viable de gestión.
La carencia de estas políticas conduce a una gestión de los bienes comunes a corto plazo, con consecuencias que por su dimensión planetaria, su magnitud y su irreversibilidad adquieren un carácter dramático :
millones de productores campesinos se encuentran marginados o en la ruina en los cinco continentes
las disparidades entre los más ricos y los más pobres aumentan
el hambre y la malnutrición siguen afectando a millones de seres humanos
los bosques así como la biodiversidad vegetal y animal desaparecen para siempre
los recursos pesqueros ya no se renuevan
el agua que es recurso estratégico y raro, se encuentra amenazada por las poluciones y se convierte en objeto de luchas y batallas
los equilibrios ecológicos y sociales se quiebran
se pierden conocimientos y se extinguen culturas milenarias
El conjunto de los recursos naturales del planeta está en peligro. La democracia y la paz en el mundo están cada vez más amenazadas. Nos encontramos en el centro de una crisis mayor de gobernanza.
¿ Qué se entiende por gobernanza ?
La palabra gobernanza es una palabra de francés antiguo, que se refiere al arte de gobernar. La raíz latina es la misma que la de gouvernail (timón), instrumento que permite el pilotaje de una embarcación. El término estadounidense “governance”, utilizado en un principio para designar el conjunto de técnicas de organización y de gestión de empresas (corporate governance) puso de nuevo de moda el término francés. El Banco Mundial, el FMI y la Unión Europea lo adoptaron nuevamente pero haciendo referencia a los asuntos públicos, dentro del contexto de la imposición de políticas neoliberales. El término y su uso suscitaron muchos debates ya que los promotores de una “buena gobernanza” tuvieron muy a menudo tendencia a fomentar procesos de debilitamiento de los Estados y de sus funciones redistributivas, en favor de una subordinación de la lógica política a la lógica de la economía liberal. No obstante, hemos decidido utilizar este término, pero refiriéndonos a la definición propuesta por Pierre Calame. Esta definición que engloba mejor que cualquier otra diversas nociones de derecho, de política, de instituciones y gestión públicas se refiere también a la forma en que funcionan las cosas, a las representaciones que el ser humano se hace del mundo y a los modos de organización de los diferentes actores sociales. Este concepto hace alusión a las interacciones entre el Estado y la sociedad y permite que se tomen en cuenta las regulaciones sociales de manera más amplia y profunda de lo que se acostumbra. También son fundamentales dentro de este concepto, el lugar y el rol de los diferentes actores de la sociedad en el establecimiento y aplicación de reglas y políticas (es lo que los anglohablantes llaman empowerment). Por lo tanto, lo que entendemos por gobernanza no corresponde ni a la definición original ni a los conceptos más recientes utilizados por el mundo empresarial o las instituciones internacionales. La gobernanza puede ser aplicada a todo nivel : gobernanza local, gobernanza urbana, gobernanza territorial, gobernanza europea, gobernanza mundial, así como a temas específicos : gobernanza de los recursos naturales, de la tierra, de los recursos pesqueros, del agua. La gobernanza sugiere que se tome en cuenta la diversidad y que se adopte une visión dialéctica : no existe un sólo modelo de gobernanza sino multiples “sistemas de gobernanza” que evolucionan constantemente. Si se la entiende de esta forma, la gobernanza permite definir grandes principios comunes adecuados a diferentes situaciones, pero prohibe aplicar una receta universal a todas las sociedades humanas. Para más detalles, véase el libro de Pierre Calame, La démocratie en miettes. Pour une révolution de la gouvernance, Ed. Charles Léopold Mayer et Descartes & Cie, Paris, 2003. El libro puede ser descargado, en francés, en el sitio de las Ediciones Charles Léopold Mayer (Ver páginas de enlaces). La versión en español será publicada en poco tiempo. Ver también la Carpeta : Documentos seleccionados sobre la Gobernanza
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Las consecuencias desastrozas de la mala gestión de los recursos naturales y de la tierra a nivel del planeta exigen que cambiemos de visón sobre estas cuestiones. Los conceptos que nos parecen naturales y universales, como el de la propiedad del suelo, así como las referencias dogmáticas al mercado ya no son suficientes. Se debe inventar un nuevo marco explicativo y construir un nuevo sistema de propuestas sobre la gobernanza de la tierra y de los recursos naturales.
La información disponible sobre estos temas en las bibliotecas y en Internet es gigantezca pero, además de encontrarse dispersa y diseminada, a menudo es contradictoria y dificilmente utilizable. Para poder valorizarla, se debería poder :
tener acceso a síntesis pertinentes
comparar las diferentes experiencias situándolas en sus contextos sociales, geográficos e históricos
comunicar en varios idiomas ya que las traducciones son escasas
disponer de tiempo y de medios importantes.
La gravedad de la crisis de gobernanza que estamos viviendo muestra por un lado, que las instancias gubernamentales y los organismos internacionales no logran adaptarse de manera rápida y por otro lado, que tienen dificultad para entablar una reflexión de fondo. Usualmente, estas instancias no tienen verdaderamente en cuenta los intereses de la sociedad y de los diferentes grupos sociales.
Por este motivo, los aportes de la sociedad civil son indispensables. Pero un trabajo de esta naturaleza está fuera del alcance de la mayoría de sus actores, de personas y organizaciones. Sin embargo, son ellos quienes escriben la historia a través de sus luchas, de sus experiencias y de sus propuestas. Pero por encontrarse confrontados a situaciones de urgencia, su prioridad es menudo la supervivencia. No es fácil acumular nuevos elementos para construir alternativas. Es particularmente difícil de superar los obstáculos, cuando se trata de ir más allá de los horizontes de su propia cultura y de su propio continente. Esto puede conducir hacia visiones ideológicas estandardizadas e inadecuadas, que inclusive pueden ser peligrosas y contra-productivas.